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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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07-04-2017

La “cláusula democrática” y Venezuela.


SURda

Venezuela

Opinión

 

Julio A. Louis/Voces417

 

¿La “cláusula democrática” aplicada a Venezuela? Pero, ¿qué es la democracia?; ¿quiénes quieren aplicarla?

La democracia es un concepto histórico concreto y no abstracto, atemporal, al margen de las clases sociales. El origen griego de la palabra verifica su nacimiento en una sociedad y un Estado esclavista. Con el desarrollo de los burgos modernos, la burguesía adopta formas democráticas diversas, según las correlaciones de clase. La más conocida y duradera ha sido la liberal, que asegura en paz su control político. El régimen democrático es esencialmente cambiante, basado en la presencia de partidos que representan distintos intereses sociales. Y la democracia burguesa liberal tiende a crisis de transformación: sea por un “salto atrás” reaccionario, en defensa de los privilegiados, que la restringe o suprime; o por la imposición de las clases populares, que buscan crear una democracia de nuevo tipo, más legítima. El “salto atrás” puede ser producto de elecciones, o por la vía de golpes de Estado, preludio de mayor explotación y represión. Así, los “golpes blandos” teorizados por Gene Sharp en Estados Unidos, han tenido aplicación en Honduras, Paraguay y Brasil. En cambio, la victoria de las clases populares conduce a otro tipo de democracia, como en Venezuela, Ecuador y Bolivia.

¿Con qué derecho, la O.E.A., el ministerio de colonias estadounidense, pretende aplicar la mentada cláusula? ¿Con qué motivos –que no sean intereses de clase- debe aplicarse contra Venezuela y no contra Honduras, Paraguay o Brasil? ¿Defienden la “democracia” los gobiernos de estos últimos países? ¿Y los “derechos humanos” los carceleros de Guantánamo?

La defensa del principio de no intervención en los asuntos internos de las naciones, es, sin dudas, un derecho básico. La pretensión de expulsar a Venezuela hoy, como se expulsó a Cuba ayer, anticipa acciones promovidas desde el exterior para derribar al régimen “chavista”. Defender con firmeza ese principio, no significa avalar todos los actos de las autoridades de determinado país, en este caso, de Venezuela. Es más, veamos la situación a la luz de las enseñanzas de procesos afines de luchas en pos de la liberación. Y desde la Unión Soviética, pasando por Cuba y otras experiencias, es sabido que la agresión externa e interna, han producido el efecto de un nuevo equilibrio, porque si bien los agresores muchas veces no logran sus propósitos, sí consiguen distorsionar los procesos revolucionarios. Ya Lenin, en los años 20, comprendió ante una correlación de fuerzas desfavorable, la necesidad de un “retroceso necesario” como denominó a la Nueva Política Económica. Hoy, en un panorama sombrío a corto plazo , se generan condiciones para errores políticos, lo que ha sido históricamente frecuente. En efecto, tales “retrocesos necesarios” requieren firmeza ideológica y sagacidad política, táctica, y en caso contrario, lleva a andar a los bandazos, haciendo hoy y deshaciendo mañana. Pero, aunque con errores y retrocesos, los trabajadores del mundo y de la región, debemos apoyar (aun críticamente) a quienes representan a los pueblos –caso de Maduro- y no asumir la neutralidad frente a la lucha entre explotadores y explotados, entre naciones opresoras y naciones oprimidas. De allí, el valor de la condena para conductas deplorables, como la de Almagro, o ambiguas del gobierno uruguayo, representado por Nin. Sin olvidar, la responsabilidad del “dueño del circo”, el Dr. Vázquez.